Cortázar se enfrenta a Freezer

Mientras te escribo esta carta, Rocamadour, nos encontramos en una nave espacial camino a un planeta llamado Namekusei, muy lejos de la calle Humboldt, entrenando con Gokú. Los Namekuseines son unos hombres verdes, mucho más verdes que el campo, sin cabello y con dos antenas en la frente, iguales a Piccoro. ¿Te acuerdas de Piccoro, Rocamadour? Piccoro es el señor que los acompañó a vos y a la Maga un domingo a la plaza, que se enojó tanto por algo que dijo Horacio que hizo explotar la calesita y después te quería alejar de ellos y llevarte a entrenar a las montañas. Pero eso fue hace mucho Rocamadour, y ahora nos dirijimos a ejecutar la sentencia del tribunal Russell, que quiere que derrotemos a Freezer. Por eso la Maga tuvo que dejarte en la casa del maestro Roshi, mon bebé. Es que Freezer es un tipo muy malo. Tu eres muy pequeño para entender lo malo que es un tipo así. Es peor que Horacio, Rocamadour. Vos sabés cómo es Horacio, que cuando Vegeta invadió la tierra se encerró en su cuarto de Paris a escuchar discos de Jazz, y que cuando al fin se convenció de que tenía que ir a pelear lo mató un Saibaman de un chicotazo. Pero pronto van a revivirlos, Rocamadour. A él, a Piccoro y a los demás. En Namekusei ya están Krilin y Gohan y Bulma buscando las esferas del dragón para revivirlos. Los soldados de Freezer también buscan las esferas del dragón. Y Gregorovious y Babs, las buscan y Vegeta y Johnny Carter, todos buscando. ¿Y tú, qué buscas Rocamadour?

             Rocamadour, nosotros viajamos sin pausa, viendo pasar el espacio por la ventana. La única vez que nos detuvimos fue para ayudar a una pobre esperanza que se había caído de un cocotero. La esperanza estaba tan contenta cuando la ayudamos a subir de vuelta que nos regaló su pez de flauta y se quedó saludando la nave que se iba. Y Gokú estaba tan contento con el pez de flauta que me mostró las instrucciones para hacer la Genkidama que Kaio Sama le dejó en un papelito: Se comienza por levantar en el aire las partes alargadas del cuerpo que cuelgan a los costados y esas partes tienen cinco partes más pequeñas en la punta que deben ser estiraradas de forma paralela al suelo con el objeto de captar la mayor cantidad posible de la energía de los seres vivos, y todo así. Es muy difícil, Rocamadour. Todo es muy difícil y muy sucio en esta nave espacial. La gravedad artificial es muy fuerte y no te deja moverte a ningún lado. Pero a Gokú no le importa y extrayuxta noemas, balparama con los ambonios puestos y ergomanina sin parar como si no fuera nada. Después aumenta todavía más la gravedad y se pone a hacer flexiones de nóvalo mientras yo que no doy más fumo cigarrillos y transpiro en mangas de camisa. Gokú es tan raro y tan increíble, Rocamadour. Hace una semana estaba en el hospital vendado como una momia, por la pelea con Vegeta. Ni su mujer ni los médicos ni mi prima segunda la menor sabían que hacer, Rocamadour. Hasta que vinieron volando por la ventana unos cronopios que le dieron una semillita muy chiquitita de regalo y lo curaron diciéndole así:

-Cronopio, Cronopio, Cronopio.

Entonces Gokú se sintió mejor y fuimos todos al restaurant Polidor en el boulevard Saint-Germain. Yo ordené una botella de Sylvaner y Uranai Baba una sopa de caracoles. Gokú pidió un château saignant, sin saber muy bien lo que era. Si lo hubieras visto, Rocamadour, devorando plato tras plato y apilándolos a un costado más rápido de lo que el garçon podía retirarlos. Ocho, nueve, diez, castillos sangrantes yacían en ruinas. Y cuando se acabó la carne seguía con hambre y pidió una sopa, y se la tomó toda de un trago. Nadie lo podía creer. Un fama se puso a dar un discurso para nosotros y los miembros de su club, y cuando el fama cerró el discurso proponiendo ir a bailar catala, Gokú ya estaba bailando espera con los cronopios que le habían traído las semillas del ermitaño del templo de Kami Sama.

Pero la comida en esta nave es muy mala, Rocamadour. Lo único que hacemos es freír huevos. Freímos huevos y entrenamos todo el día, Rocamadour. Como me gusta decir tu nombre. Rocamadour. Algún día serás un hombre y entrenaras tu también para ser un gran guerrero, y defenderás a la Tierra de las fuerzas del mal, junto a Gokú y Bertrad Russell y mi tío el mayor. Pero por ahora debemos luchar contra Freezer y tú eres tan solo un bebé, Rocamadour, un gajo de mandarina, naricita de canguro, unos pies de rueda de bicicleta, saiyajin de chocolate…

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