Relentless

Relentless es un libro de Tim Grover, entrenador de atletas tipo Michael Jordan y Kobe Bryant y Dwyane Wade, escrito medio como tratado de autoayuda, medio como términos y condiciones para no tener que explicarle lo mismo una y otra vez a todos sus clientes: Así es como vas a laburar conmigo. 

Grover empieza a entrenar a Jordan cuando ya era considerado el más capo pero todavía no había ganado nada ni se habían terminado de configurar los Bulls superomegachampiones de los 90’. De ahí deducimos que hubo algún tipo de correlación entre todos esos anillos de la NBA y ese entrenamiento para saltar más alto, estirar el brazo y sacar la lengüita que desarrolló este hombre para sus atletas.

Pero el libro no explica cuánto peso levantaba o que comía todos los días Jordan. Eso es otro libro de Grover, el Attack Helicopter. Acá está explicada más bien su filosofía de vida atr imparable never pony. El tipo establece tres perfiles psicográficos. Un perfil psicográfico es un modelo mental para interpretar ciertos aspectos de la gente a fin de clasificarlos según lo que te interese de ellos. 

Los perfiles de Grover son Coolers, Closers y Cleaners, como si fuesen Cronopios, Famas y Esperanzas. Un Cooler piensa acerca de que se supone que debería estar pensando. Espera a que alguien le diga el plan de acción. Un Closer piensa, analiza y eventualmente actúa con el plan memorizado y sabiendo exactamente lo que tiene que hacer. Un Cleaner no piensa, ya sabe. Quiere todas las opciones posibles disponibles en todo momento. Cleaner es Michael Jordan, quiere ganar siempre en todo no importa que sea o quien esté mirando y no te va a dejar ir hasta que te gane. Closer es LeBron James, quiere ganar pero la presión que lo lleva a querer eso viene de afuera. Gana para conseguir algo, no por ganar en sí mismo. Y Cooler es Julio Cortázar, muy alto pero sin anillos de la NBA.

La terminología suena a Glengarry Glen Ross (https://www.youtube.com/watch?v=elrnAl6ygeM). El primer premio es un Cadillac El Dorado, el segundo es un set de cuchillos y el tercer premio es que te vas. La similitud, sin embargo, es superficial, porque el premio no importa. Esa es una película sobre Bilardismo, pero Tim Grover no es bilardista. Es un menottista sin brújula moral para la competencia ni amor por el deporte. No dice como Bilardo que tenés que considerar todas las posibilidades, estudiar al rival, preparar jugadas. Eso es un Closer, que según Grover está tan obsesionado con los demás que se lo terminan comiendo la presión y las emociones. Un Cleaner no tiene emociones cuando juega, está siempre “en la zona”, que es un fenómeno medible. Se perfecciona y hace que el rival lo tenga que estudiar a él. No busca culpables si algo sale mal, sino que asume que hay algo que está haciendo mal o que podría haber hecho mejor, y lo suma a su arsenal. Esto no se limita al deporte. Están Bill Gates, Steve Jobs, casi todos los presidentes menos Trump, etc. 

Lo más interesante del libro es la relación que establece Grover entre el éxito profesional y el lado oscuro personal. Uno asumiría que la joda y la falopa destruyeron la carrera de Maradona. Este libro diría que lo que hacía que Maradona fuese tan bueno como futbolista estaba íntimamente relacionado o más bien era inseparable de la noche y la falopa. No que la joda lo hiciese jugar mejor, lo que es bastante improbable. Si no que eso que lo movía a asumir y vivir su “lado oscuro” era lo mismo que lo movía a ser el mejor del mundo. Si Maradona no hubiese sido la clase de persona que desparrama hijos por el mundo en un carnaval de cocucha, tampoco hubiese sido la clase de persona que entrena como un enfermo para ganar el mundial. Pero Maradona sería un Closer para Tim Grover. Un Closer reconoce su lado oscuro pero no es capaz de controlarlo. Un Cooler le teme y le rehuye a su lado oscuro. Un Cleaner, el Übermensch de Grover, domina su lado oscuro para usar su poder como un Sith. Esto, por supuesto, implica que Messi tiene un calabozo secreto lleno de huérfanos desnudos pero nunca nos vamos a enterar.

Flaubert dice algo parecido. No que Messi tiene un calabozo de huérfanos, si no la relación entre éxito y turbiedad. Según Grover, “The Cleaner you are, the dirtier you get”. Flaubert decía que había que vivir como un burgués para pensar como un semidiós. No solo la rutina burguesa si no también la duplicidad moral burguesa. Ser Batman de noche pero de día volver a Bruce Wayne Careta. Cuando Grover habla del escándalo de Tiger Woods y su disculpa pública dice que no se tendría que haber disculpado por cagar a la esposa y drogarse hasta la nuca. Tendría que haber seguido jugando al golf como si nada, y callar a la gente con trofeos.

Ser el mejor del mundo requiere una dedicación más que obsesiva además del talento. Está lleno de gente talentosa, pero no hay tantos campeones del mundo. Magnus Carlsen dice en una entrevista que piensa todo el día en el ajedrez. El periodista le pregunta si está pensando en ajedrez en ese mismo instante, que lo están entrevistando en esa rueda gigante de Londres que mira toda la ciudad, el Támesis y el parlamento, y él contesta que sí, que está repasando una jugada. Así sabe siempre y automáticamente lo que tiene que hacer, porque jugó y estudió miles y miles de partidas.

Arnold Toynbee dice que las civilizaciones arrestadas son civilizaciones de especialistas. Hombres caballo, hombres barco, hombres máquina. Un Cleaner es uno de esos, un hombre pelota o un hombre tablero. Muy efectivos en lo que hacen, pero solo pueden hacer eso. Los hombres completos de la oración funeraria de Pericles son lo que hacen crecer a la civilización, aunque Toynbee también dice que todas las civilizaciones terminan siempre en suicidio.

Y es por eso es que no tenemos autos voladores ni colonias en Saturno. ¿Yo estaba hablando de Basquet? En realidad quería hablar de Saturno.