Esto es una introducción a un libro que seguramente no la necesita, ya que se trata de una novela que carece de apelativos a la inteligencia que tengan que ser explicados.
Como decía Alan Watts antes de dar sus conferencias sobre Zen:
“No soy un budista Zen. No estoy predicando el Budismo Zen, ni estoy tratando de convertir a nadie. No tengo nada para vender: Soy nada más que un animador. Solo quiero que disfruten un punto de vista que yo también disfruto”.
Yo tampoco soy un budista Zen. Ni un economista ni nada remotamente parecido. Soy muchas otras cosas que están explicadas en la tapa del libro.
Sin embargo, me gusta eso del satori y lo de los modelos para la realidad, que supongo que son inevitables. Lo que si pensás que lo entendés es porque no lo entendés. Lo que se arruina si se explica demasiado, lo que es tan serio que solamente puede aproximarse mediante parábolas tan estúpidas que dan toda la vuelta a la mente y la ponen contenta de golpe. Satori. Tragicómico chiste que demuele todo modelo. Eso en cuanto a contenido. En cuanto a la forma, es en la que yo mismo estoy leyendo la mayoría de las cosas que leo y me hacen feliz. Novela corta en formato pdf o epub. No tengo nada en contra de los libros físicos, salvo que salen mucha plata. Justifican ese costo siendo los escribanos de la existencia concreta de lo que contienen. Sin ellos, los libros se pierden en la inmensidad de la Internechi. Mi concesión a eso será imprimir una copia de este libro y guardarla en un cajón, para que funcione como garante platónico de que lo que escribí existe como extensión de la memoria y la imaginación. Uno siempre busca lo que no tiene, y por eso las épocas más materialistas tuvieron tantos maestros orales y las épocas idealistas terminaron volviendo a las monedas de metal. Los economistas ponen el fin de la última era en 1971, cuando Nixon se deshizo del último vestigio del patrón oro y dejó flotando al dólar. Ahora la plata no es solo una commodity, como dicen los neoclásicos, ni solamente una promesa, como decía Aristóteles. Es las dos cosas a la vez, y por lo tanto esta es la era de las cosas que son dos cosas aparentemente contradictorias a la vez. Un libro tan virtual que es físico, una frase tan inteligente que es estúpida. Un budismo tan zen que es economía. Una película tan mala que es buena, y una invitación tan deliberada que es inocente.
Entonces, pidiendo perdón y piedad presento:
El ataque de los economistas de quince metros