La Psicología del Simulacro

#Six seasons and a movie.

Así que quedaste manija y ahora querés planear tus propios operativos de simulacro. Muy bien. En un principio no te dejes desalentar por los que le digan que nunca jamás funcionarían en la realidad. Contestales que más bien funcionan todo el tiempo: les decimos “algoritmos de publicidad[1]”. Y como buenos Medinas, saben más de nosotros que nosotros mismos. Esto es relevante porque un simulacro también es aspiracional[2]. Se nutre de la grieta entre la imagen que la víctima tiene de sí misma y la realidad efectiva[3]. El trabajo de Medina es un juego de buscar al narcisista. Y el de Santos armar el operativo alrededor de él o ella[4]. Es decir, alrededor de gente que ya se estaba auto-haciendo un simulacro, mucho antes de que ellos llegaran. No es que la víctima cae siempre porque es una serie, duh. Cae siempre porque está obligada a actuar para defender su identidad. Convencer a otros de que es quien cree que es. Por eso el acreedor de Bonelli acepta un duelo de pesca en vez de romperle todos los huesos, como hubiese hecho si no le importara lo que las minusas piensen de él. Las necesita para que validen su identidad, lo más valioso que tiene. Es la característica fundamental de la patología. El narcisista no siente culpa (por eso es un garca), solamente vergüenza. Estamos tan alienados e importamos tan poco para la sociedad en general, que la única cosa que inflama cualquier pasión es que Ravenna nos haga acordar de eso.

-Estoy a cargo del operativo
-Ya no.

Nótese que no siempre actúan para desafiar las fantasías de la víctima. A veces el operativo les da de comer, como en el caso del Vengador Infantil o el de Torelli, alias Plotkin, alias El Topo. En ese caso, la mujer de Zarazola[5] es borderline, lo que quiere decir que quien es se adapta a la persona que tenga al lado. Es el complemento perfecto del narcisista, dispuesta a ser un personaje secundario en su narrativa personal. Por eso no puede dejar la relación con su marido así nomás. Tiene que dejarlo por otro, que le suministre un nuevo papel para representar.

¿Pero qué pasa si no hay narcisista? Pregunta trampa: si no hay narcisista no hay necesidad de operativo. ¿Qué operativo le vas a hacer a, por ejemplo, un monje budista? No quiere nada y probablemente no le esté cagando la vida a nadie. Si trata mal a los nenes a lo sumo podés mandar a Satanás. Pero cuidado, porque que el monje seguramente sabe kung fu[6].

La función del grupo es interceder allí donde el sistema no intercede. Y para el sistema, más que una patología, el narcisismo es el sentido común imperante. Sentido común imperante quiere decir que trata de aplastar a los que no conforman. En piloto automático, sin necesidad de simuladores. Por eso los que quedan dando vueltas sin ser aplastados, listos para cagarle la vida a la gente, probablemente terminen siendo narcisistas descontrolados. No es culpa de Instagram. La gilada [7] quiere ser protagonista de su propia película desde que empezó a ver películas. Algunos literalmente, como en el caso de Milazzo. Otros, como los padres en el Matrimonio Mixto, necesitan que la relación de sus hijos sea sobre ellos para poder aceptarla. Ver películas enseña que cualquier prejuicio, incluso el religioso, puede ser superado por suficiente narcisismo. Buenas noticias para el INADI supongo, si es que sigue existiendo.

Luego, los simuladores (y en particular Lampone) trabajan como una productora cinematográfica. Lo sabemos porque eso es exactamente lo que son. Extorsionan a la gente[8] a cambio de utilería y colaboración, el protagónico es amigo del director, y tratan de no pagarle a los extras. Que los operativos sean «berretas» es una forma de abaratar el costo de la serie, pero también es relevante como técnica de simulacro. Esto es, usar una limitación real como un recurso estético. Primero, porque las ilusiones burdas son las más fáciles de mantener. El mostro que es un tipo con una máscara es más creíble que el CGI reloco.

Segundo, porque la víctima del operativo debe ser capaz de comprender lo que le está pasando. Si se intentase engañarla en un campo en el que no tiene una idea preconcebida o mediante tramas que no vio en ninguna película, sería virtualmente ciega al engaño. Esto es, no le quedaría impresión del mismo que pudiera poner en palabras. No sería capaz de actuar como uno esperaría en base a su perfil psicológico. Revertiría a tomar acciones al azar. Como decía David Mamet, que hizo muchas películas que influyeron en Los Simuladores, no podes bluffear a alguien que no está prestando atención. Y la única razón para no usar una estrategia poderosa pero explotable es si estás preocupado de que alguien vaya a explotarla. Pensar en qué nivel está la víctima es una forma de que esto no suceda. Como se dice en el Magic[9]:

Nivel 0 es el de la gilada, alguien que no está pensando u optimizando su estrategia, asi que los niveles superiores lo destruyen, generalmente. Por default, todos somos gilada en la mayoría de los ámbitos.

Nivel 1 se trata de acciones que son genéricamente sólidas, que probablemente lleven a buenos resultados, sin pensar en lo que el oponente pueda llegar a hacer (o directamente asumiendo que no hay oponente). Hacer cosas «naturales».

Nivel 2 considera que hacer contra oponentes pensando en Nivel 1. Tratas de contrarrestar las acciones «naturales». De explotar los comportamientos habituales.

Nivel 3 contrarresta el Nivel 2. Asumís que tus oponentes están tratando de explotar comportamientos básicos, y tratas de explotar a los que tratan de hacer esto.

Nivel 4 contrarresta el Nivel 3. Asumís que tus oponentes están tratando de explotar comportamientos explotadores, y actuás en consecuencia. Así que hacés lo que es mejor contra eso.

Y todo así, hasta que tu cabeza revienta como un sapo. Quedar atrapado un nivel debajo de tu oponente es la muerte. Estar un nivel adelante es fiesta, es lo que hacen los Simuladores. Dos o más niveles de diferencia, y empiezan a pasar cosas raras. Operativos a monjes budistas, por ejemplo. Afortunadamente, el narcisismo actúa como una red de seguridad. Olvidate de Johnny Bravo mirando su propio reflejo. Lo que hace es que no te deja pensar que las cosas que suceden, buenas o malas, se traten de algo que no tiene que ver con vos.

[1] Los curas y la gente que hace acupuntura no cuentan. Santos no cae en sus propios simulacros.
[2] Según el Debilitador Social (i), la publicidad ahora es aspiracional, y no representativa. Ya no te venden una Quilmes diciendote que es la mejor cerveza del mundo, porque nadie les cree. Digo “ya” porque en una época lo hacían: “la más sana, la más pura, la más higiénica”. Ahora sabemos la verdad: que es meo de linyera (ii). ¿Y cómo se vende el meo de linyera? ¡Ah, porque son linyeras argentos! ¡Viva la patria! Si usted quiere ser un auténtico fiestero argento como San Martín, con una esposa menor de edad y una amante famosa, tiene que tomar meo de linyera. No importa que los dueños sean brasileros. Bum, 75% del mercado (iii).
[3] Que debemos a Perón.
[4] Generalmente es un él.
[5] Le digo así a propósito, porque no tiene identidad propia.
[6] Ese es el spin off que quiero ver yo.
[7] La definición de “gilada” es “todos menos yo”, que estoy escribiendo esto.
[8] Perdón, usan su “capital social”.
[9] O en el póker si no sos tan incogiblemente nerd como para jugar Magic.

(i) Obvio que voy a citar capítulos siempre que pueda*.
(ii) De hecho, al Metrobús de Buenos Aires lo construyeron lleno de pinches y sillas incómodas para que los linyeras no tengan otra que irse a dormir a los tanques de fermentación de Quilmes. True story.
(iii) La crítica al capitalismo ya la hace la serie todo el tiempo, así que ésta será la última vez que use esa palabra.

* Y a hacer sub notas infinitas. Esto es internet y nadie puede detenerme.

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