“Hay que verlas como las constelaciones oscuras, como llamaban los incas a su sistema de cielos, que definían en términos de los intervalos de oscuridad entre las estrellas, las formas interiores de unos perímetros brillantes. Lo que arma el espacio significativo no es el contorno, no son los puntos brillantes, no es la presencia de luz, la luz es el ruido en las constelaciones oscuras. Los que significan son los espacios negros entre los puntos. Cada vez sabemos más, tenemos más información, pero desde el punto de vista de las constelaciones oscuras, desde el fondo perdemos de vista el contorno”.
Ser filósofo es muy fácil. Agarras cualquier cosa, defendés a muerte que el mundo está hecho de eso y miles de años después te estudian en el secundario. Está el modelo político del mundo (Rey de reyes, como un ilimitado monarca persa) el mundo como mecanismo, el mundo como representación, el mundo como organismo, el mundo como un disco rodeado de viento, el mundo es el número 6 pero muchas veces. Un Angel Cruel bajó del cielo y dijo que los cuatro elementos básicos son Frío, Brillante, Suavecito y Sábado, y de ellos derivan las demás sustancias (salvo cantos rodados, que no existen).
Esas cosmovisiones parece que son nada más que delirios de drogadicto, pero no podemos funcionar sin asumir alguna de ellas. Las ideas tienen una forma de meterse de prepo por la boca como si fueran goa’ulds y ejercer su influencia sobre toda clase de campos insospechados. Las Constelaciones Oscuras de Pola Oloixarac es sobre eso, la línea entre el parasitismo y la simbiosis, y desde el punto de vista de la idea del mundo como organismo. Nominalmente es una distopia sobre hackers, pero el l33t supa h4x0r1ng solo funciona si los mostrás tecleando a las chapas en ropa flúo. Una novela es básicamente un cuento de hadas, no puede mostrar mucho de eso. Si vos te ponés a describir en términos técnicos la diferencia entre un phreaker y un cracker, te alejas de la novela y te acercás peligrosamente a la entrada de Wikipedia dramatizada, la peor forma literaria que existe sobre la faz de la tierra. Un enciclopedista describiendo una batalla no es un soldado describiendo una batalla o un poeta describiendo una batalla o el que se muere. Eso aunque la información sea totalmente correcta. Da a entender que no sabés de lo que estás hablando (aunque sí lo sepas, y de hecho seas Hackerson McHacker) y en realidad lo copipasteaste de la Wiki. Borges decía que es un estilo que más que eminencia y conocimiento proyecta inseguridad y timidez, como hacer que la tesis se la mande un tipo que está mirando las estrellas y fumando porquerías.
“Vivimos en una época tan poseída por los demonios que sólo podemos practicar la bondad y la justicia en la más profunda clandestinidad -murmuró Max-. Descendimos tanto a la oscuridad que ya no se separa de nosotros. No hay luces afuera del sistema. La clandestinidad es el único sistema.”
Ahora, uno puede usar esos recursos en serio, para tratar de invocar el prestigio de la ciencia (como hacía Roberto Arlt) o irónicamente, para marcar lo con los tobillos que están escritos los libros científicos y de filosofía (como Foster Wallace). En cualquier caso, anda para atrás. Bioy Casares decía que el resultado de una suma de fealdades es feo. Una continua sucesión de quejas, aunque no estén dirigidas a uno, produce malestar y tristeza. Si vos pones un poema malo como poema malo, el lector no se burla a tu lado del poema malo, solo lee un poema malo. Tenes que poner un poema bueno y decir que es malo, así el lector se marea, se confunde y no le queda otra que pensar que sos un capo. Pero Bioy también dijo, citándolo incompleto y sacándolo de contexto como siempre, que la novela es un género para maricones, así que decía muchas cosas.
Bueno, entonces si nada importa, todos vamos a morir y la novela es un cuento de hadas, ¿Qué hadas está contando Las Constelaciones Oscuras, con sus descripciones antropológicas desapegadas? No cuenta hadas, cuenta ratas mutantes.
“Había leído sobre aliens que descienden y nacen entre humanos, presencias inoculadas en la trama de los hombres sin darse a conocer jamás; algo de esto había sido confirmado por Donatello, el enmascarado púrpura de Las tortugas ninja. Donatello era el cerebro ingenieril de sus quelonios favoritos, hijos adoptivos de Splinter, la rata mutante, una rata extremadamente inteligente que había aprendido los gestos de su maestro de ninjitsu (su humano dilecto) para vivir entre los suyos.
Como está puesto más arriba, Las Constelaciones Oscuras profesa la idea del mundo como organismo. El libro pero no necesariamente su autora, que si tuviera que encasillarla injustamente en algún lado solo por diversión, diría que se inclina porque el mundo nació del fuego, hacia el fuego va y lo único que podemos hacer es verlo arder. Eso lo dijo Heraclito de Efesos, lo dijo también el Buda y lo dicen también en 4chan. ¿Puede un libro profesar una cosmovisión distinta a la de su autora? Si, obvio. Sobre todo si lo leo yo. Los textos dicen toda clase de cosas locas que uno no puso ahí. Shakespeare se propuso vender entradas y se mandó Hamlet. Dostoievski quería escribir un panfleto contra el alcoholismo y le salio Crimen y Castigo. Tolkien dejó suelto su hobby de inventar idiomas y una generacion entera no cogio nunca. Eso no quita que tambien puedan estar de acuerdo. Por ejemplo, si los dos son gorilas. Gorila quiere decir antiperonista. Las Constelaciones Oscuras describe a Perón como “militar entrenado en la Italia de Mussolini y aliado histórico del Eje” y a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo como performers publicitarias. ¿Es incorrecto? No. ¿Es gorila? Cuál silueta peluda en el Congo. No me interesa tanto adjudicarle un juicio de valor al gorilismo. Ni a eso ni a Las Constelaciones Oscuras o a Pola Oloixarac como escritora. Esos juicios valen para mí en cuanto son una excusa para hablar del universo como un organismo, que es una idea característicamente china con sus propias consecuencias locas.
Fundamentalmente consta del principio del crecimiento orgánico que llaman “Tao”, pronunciado “dau”. Esta palabra generalmente se traduce como “el curso de la naturaleza” o “el camino”, significando la forma en la que ocurren las cosas. Esto es muy diferente de la idea occidental de Dios el Monarca. El mundo es un organismo que no tiene jefe, y no tiene actor como en el brahmanismo, donde Brahma es el actor universal. De hecho, ningún organismo tiene jefe. Aunque estemos acostumbrados a pensar en la cabeza como gobernando el resto del cuerpo, eso es discutible. Podemos decir que sirve al estómago, y que su función es ayudarlo a conseguir cosas que digerir. Hay contraargumentos, pero no es una discusión cerrable porque afuera de Futurama o las teorías de Empédocles es muy difícil ver un cerebro flotando en un frasco sin estómago o un estómago corriendo solo por ahí sin cerebro. Van juntos como un frente y un reverso. Separarlos es conjeturar el borgeano disco de Odín. Entonces un organismo es un sistema diferenciado, pero que no tiene partes. Es decir, el corazón no es una parte del cuerpo en el sentido que el distribuidor es parte del motor de un auto. No son partes en el sentido que no están atornilladas. Cuando el feto se desarrolla en la panza no hay un montón de mecánicos enanitos ahí adentro manipulando corazones y estómagos y demás, y acomodandolos y atornillándolos entre sí. Un organismo se desarrolla como un cristal en solución o una placa fotográfica en químicos. Se desarrolla por todas partes al mismo tiempo, y no hay una voluntad guiando el proceso. Se coordina solo y todo junto como una anarquía ordenada.
Anarquía ordenada por sí misma es lo que querían Hayek y Von Mises, los economistas gorilas a los que Milei le reza antes de tener sexo tántrico durante inconmensurables horas. ¿No sabías que Lao Tze era gorila? Yo tampoco. Esa corriente nació desconfiando tanto de los modelos matemáticos de mierda de la economía neoclásica como del planeamiento racional de los soviéticos y los millones de muertos que dejó en el camino. Todo lo que no optimizas a favor le optimizás automáticamente en contra. El mundo es demasiado complejo y no podes calcular todo lo que quieras calcular, aunque tengas una computadora cuántica refrigerada por Sub Zero a sueldo. El problema del libertarianismo económico es que te deja viviendo adentro de Mad Max. Al Tao no le importa la gente, porque no le importa nada. No gobierna, es. No hay ningún motivo para pensar que eso lleva al mejor resultado posible. Recordemos que cuando Adam Smith dice que el mercado se regula solo por una mano invisible, esa mano es la mano de la Providencia. Providencia que no existe en el modelo orgánico del mundo, porque pertenece a otro modelo. A la humanidad no le conviene eso, porque en realidad al mundo no le conviene la humanidad. No hay salida acá, hay contradicción permanente. Tengo una disonancia cognitiva con todo esto, ya que calcular oscila entre nocivo e inútil, pero no podés dejar las cosas libradas al azar.
Los secretos de la mutación los unían en una casta esclarecida y tenebrosa; en un capítulo terrible, la Rata Splinter, que había fomentado lazos paternales con las tortugas educándolas en la ciencia y en la lucha, se sumerge en las profundidades para buscar a su hijo perdido. Hipnotizado por el mal enemigo, Donatello la rechaza, llamándola, dolorosamente, roedor. Rebeldes natos, los Tortugas y su líder habitaban felices el sistema cloacal; hasta que llegaba su misión, y entraban en contacto con la superficie.
Los distintos modelos de mundo sirven para cosas puntuales, y fracasan horriblemente en todo lo demás. En el duelo entre virus, organismos y parásitos, no queda otra que ganar. A veces para proliferar conviene la cosmovisión bilardista del mundo. Esa es la que todo le importa, y todo trata de considerar. Ganó un mundial, así que debe ser la verdadera, aunque no haya verdadera. Porque solo el Buda puede dudar que ver la final por televisión equivale a la muerte.
“En la mitología tupinambá, los encuentros entre especies diferentes son sucesos del orden maravilloso. Una especie comienza por imitar a otra, empieza por poseer sus gestos para después comérsela; es una historia de amor cuya temporalidad excede el arco humano. Después de la muerte, espera un reencuentro en el otro mundo para volver a devorarla.”